jueves, 24 de marzo de 2011

La marcha del 23 de marzo: ¿De la protesta hipster y la revolución de clases?

Por Catalina Mahecha


Hoy estuve en la “marcha” convocada en Facebook por varias personas en Bogotá. Cuando llegué, la verdad esperaba encontrar gente de todas las edades y estratos sociales, así fuéramos pocos, en las manifestaciones a las que he asistido (que tampoco es que sean muchas) eso pasa.


Pues no. En esta, primábamos los JÓVENES bien vestidos, peinados, chics, con gafas super gomelas. Éramos no más de 200 personas. Lo que en este momento no tengo aún claro es quien era quien.


Cuando oía gritar:- “a mi no me pagaron, yo vine xq quise”, dije:.” No joda, es la gente de la Ola Verde”, pero …. No!! Resulta que eran en su mayoría jóvenes del partido de la U que le cantaba la barra típica de la Ola Verde a unas 50 personas que habían ido con pancartas a defender a la Alcaldía y al sistema Integrado de Transportes (SITP) ( y según todos los gomelos, a ellos les habían pagado para pararse a hacer el oso).


Estaban en el centro del pobre tumulto los del Polo, gritándonos que éramos unos riquillos imparciales que no conocíamos las bondades que Sammy había hecho en la ciudad. Todo fue aún más mágico cuando de un momento a otro, salió una señora a ondear una bandera que decía ANAPO.


Luego, además de los 20 que apoyaban a Sammy estaba el ESMAD (Escuadron Movil Anti Disturbios). Eran como 50 y la tanqueta. Y a mí me dio ataque de risa . Tengo que reconocer que las cosas se pusieron un poco calientes cuando un señor de la marcha le bajó a una fiel admiradora de Sammy el cartel que defendía a la Alcaldía… Intercambio de palabras fuertes, y temí que es ESMAD interviniera.


Digo, cuando 100 riquitos nos reunimos con nuestra ropa a protestar, realmente es de esperar que en cualquier momento estalle un motín. Recuerdo en este momento la frase trillada de “en la Javeriana tiran sparkies”, pero francamente, acá a duras penas podía uno tirar los papelitos que tenía.


Luego, realmente, yo no entendí que fue lo que pasó.


1) La “marcha”, no fue “marcha” en contra de Samuel. Pareció más una manifestación de los del POLO para apoyar a su candidato: estaban mejor organizados, llevaban megáfono y pancartas. Nosotros llevábamos una pinta increíble, unos espanta suegra divinos y a duras penas nos coordinábamos al gritar. Para colmo, la supuesta marcha, se redujo a una hora de intercambio de “fuera, fuera, fuera” y de “inconscientes, riquillos imparciales”.

2) No hubo marcha. Una de las organizadoras salió a la 1.30pm a decir que nos tocaba irnos, que porque solo nos habían dado permiso de gritar hasta esa hora, (:S WTF!!!!??????)

3) No solo éramos pocos, sino que éramos ricos. Si no ricos, al menos el 90% estrato 6 y no nos preocupó por un segundo taparlo.

4) Eso de verdad, de verdad me puso a pensar:


-¿Bueno, será que es porque mi familia, amigos de facebook, oficina y gente que me rodea se queja TODO el día del tráfico que el tema de odio encarnecido a Sammy es un problema de TODA Bogotá?

- ¿Es esto un tema de clases?

-¿Los ricos de estrato 6 que vemos nuestras calles feas y nos demoramos más en llegar a la casa, somos los que nos quejamos por semejantes pequeñeces?

-¿Odiamos a Iván por guiso y a los NULE por costeños y corronchos y no por la indignación de los desfalcos denunciados en la prensa?

-Será que cómo sale a decir la policía con el tema de inseguridad, ¿ el odio por Sammy es solo un tema de percepción?


En cualquier caso, la supuesta marcha de hoy en la clle 72 con cra 7ma a mi forma de ver, fue un fiasco. Ya sea porque quedamos como unos ridículos hijos de papi que de verdad no tenemos ni idea de cómo armar una manifestación; o porque el problema de Samuel es un tema solo de precepción y de medios; o el peor de todos, porque nos quejamos todo el p@@| día y no hacemos nada.


Si yo fuera Sammy, saldría a decir que el descontento no es general, es de clase.


Pero como confío en su poca inteligencia, espero que no lo haga. No fue la falta de gente la que hizo de la manifestación un fiasco, sino el mensaje que para mí lleva: QUE EL DISGUSTO CON LA ALCALDÍA DE SAMUEL MORENO, ES DE CLASE. Y NO DE CUALQUIER CLASE, SINO DE LA CLASE MÁS ALTA Y HIPSTER DE BOGOTÁ.


PD: A esto se suma lo más hilarante: cualquier manifestación social, sin importar el nombre, el número de personas, el tema, la raza, el estrato, el color, tiene como perrito guardián al ESMAD: ¡qué tristeza!

domingo, 13 de marzo de 2011

Por qué no debería terminar Moreno su mandato tranquilo... mis razones para que ustedes se llenen de razones

Por Germán Barragán


Estoy de acuerdo con Natalia, es muy complicado dejar de hablar de lo que está pasando en Bogotá.


Por lo general no estoy de acuerdo con tumbar mandatarios. No estoy de acuerdo porque creo que en muchos casos el remedio es peor que la enfermedad. Tampoco estoy de acuerdo porque aveces creo que detrás de manifestaciones hay intereses organizados movilizando a las masas, a pesar de que sus intereses no representen en el fondo a la mayoría o a lo deseable para la mayoría.


Creo que los esfuerzos por reencausar las cosas deben dirigirse a votar bien y en no repetir errores durante las elecciones. Sin embargo, el tema con Samuel Moreno me cuestiona.


Lo que ha pasado con la ciudad gracias al Alcalde, su hermano y la mayoría de contratistas -por nombrar solo algunos- es suficiente como para querer tumbar a Moreno. A eso le sumo el cinismo con el que han asumido el tema y la desfachatez con la que han continuado saqueando los recursos de nuestra ciudad.


Quedan pocos meses y tal vez deberíamos enviar un mensaje sacando al Alcalde. No creo que por esto la ciudad caiga en el caos pues ya hace rato estamos viviendo en el caos.


Para quienes necesitan motivarse un poco más antes de participar de las marchas que se están programando, a continuación apunto algunas de las razones por las que pienso que Moreno no debería continuar como mandatario.


Al cierre del año pasado, más de 100 obras viales presentaban retrasos de varios meses a pesar del desembolso de los recursos. En un evidente descaro, las obras que según su programación debían terminar en cuestión de semanas, tenían en su mayoría un avance de ejecución menor al 30% y sobrecostos que debía asumir el Distrito. Los contratistas se habían ganado $85mil millones en adiciones de contratos.


El tema por supuesto no termina con los Nule. A pesar de todo el escándalo, ya se han denunciando nuevos retrasos de los nuevos contratistas sobre los cronogramas de ejecución de las obras que ya estaba atrasadas, y eso que se aprobaron partidas adiciones específicas para cubrir trabajos nocturnos y dominicales.


Las buenas actuaciones no solo se ven en materia de transporte. La ciudad ha invertido 24mil millones en colegios que pasan años abandonados, como uno en la localidad de Usme donde ni siquiera se estabilizó el terreno antes de su construcción. Lo que menos importa es la educación, lo importante era hacer unos muros y robarse la plata.


Los problemas en la infraestructura no solo espantan personas: en los últimos años se han fugado más de 1200 grandes empresas de la Ciudad, por lo que dejamos de percibir por impuestos más de $127mil millones.


A esto sumemos que por los malos manejos, varios sectores organizados de la ciudad tienen ahora en mente que para lograr beneficios particulares a cuenta de los recursos de Bogotá, deben -y pueden- presionar y paralizar la ciudad, por ejemplo trancando transmilenio.


Hay delicadas denuncias sobre desvío de dineros en la Empresa de Acueducto, de atrasos y datos falsos en las cifras de vivienda y de la preocupante relación contractual entre los principales Hospitales del Distrito y empresas relacionadas con el carrusel de la contratación de vías.


Las denuncias sobre contrataciones con empresas y fundaciones fachada en las localidades sigue en aumento luego de que nuestro querido Alcalde le diera autonomía a los mandatarios locales para que ellos decidieran a su antojo los destinos de los recursos del distrito en cada localidad. Las cifras de control no son alentadoras: de cada $1.000 pesos que malgasta el Estado, solo $8 pesos son recuperados.


Las malas negociaciones con transportadores sobre el sistema unificado de transporte van a generar un pago excesivo de 150mil millones anuales, que sumado al desvío de recursos obtenidos por la sobretasa a la gasolina que ahora irían para un metro que en el mejor de los casos solo podrá movilizar el 15% de pasajeros, ponen en entredicho el mantenimiento y la ampliación del sistema de Transmilenio a futuro. A eso sumemos el adefesio de versión mixta que pretenden construir en la séptima a pesar de la inversión de 10mil millones que ya había hecho la ciudad en diseños serios para Transmilenio hasta la calle 170.


Hay muchos temas delicados adicionales como el tráfico ilegal de armas descontrolado en Bogotá y su relación con el incremento de homicidios. El manejo integral de basuras y la adjudicación del relleno Doña Juana. El increíble sobrecosto y atraso en las obras del Aeropuerto el Dorado.


El problema no es lo que puede pasar en la séptima. El problema es lo que está pasando en toda la ciudad.


Samuel, creo que no deberías seguir siendo nuestro Alcalde. De eso estaba convencido hace rato, lo que ahora además creo es que mandaríamos un muy mal mensaje si terminas tu alcaldía como si nada hubiera pasado.

jueves, 10 de marzo de 2011

¿Hasta dónde llegará nuestro estoicismo?

Por Natalia Perez

No quiero ser monotemática y soy consciente que Germán dedicó más 1600 palabras en el blog pasado a hablar de la ciudad pero, lo sabrán quienes como yo viven en Bogotá, no puedo hablar de otra cosa: esta sensación de pesimismo y de frustración frente a esto que hoy es Bogotá está en el aire. Es curioso como este tema ha invadido nuestras cortas conversaciones con compañeros de oficina, taxistas, vendedores en la calle y también nuestras conversaciones de verdad, con familia y amigos.

Recuerdo que hace más de 7 años, cuando trabajaba en la Secretaría de Hacienda bajo la segunda administración de Mockus, solía pensar que Bogotá estaba "del otro lado": los bogotanos tenían estándares más altos para sus dirigentes que el resto del país y, por lo tanto, no volverían a tolerar prácticas de corrupción rampante ni muestras de incompetencia de su parte. Obviamente me equivoqué.

Lo que me muestra la situación actual de Bogotá es algo que ya había aprendido con relación a mi propia vida: no existe una senda de mejoramiento continuo que uno pueda garantizar. Bien puede ser por descuido, por exceso de confianza o incluso (como diría Woody Allen) por suerte, pero siempre somos susceptibles de retroceder, de perder lo que sea que creamos que logramos construir.

Pues si, esta pobre ciudad, que aunque no es mía siento como propia y es la que siempre viaja conmigo en mis memorias, me esta doliendo. Y mucho. Y creo que no sólo a mi. Nos duele a muchos. La imagen desfavorable del alcalde Samuel Moreno del 85% (que no tiene precedente conocido en Colombia), así lo demuestra.

¿Qué hacer? Por ahora dejar esta pasividad que sólo nos permite quejarnos y buscar más y más señales de alarma y desesperanza: ay y si saben que ya están cerrando la séptima? Y los Nule nada que devuelven la plata! Y que tal el descaro del hermano del Alcalde? El colmo. Uy si, el colmo! Y de ahí no pasa.

Si esto hubiera ocurrido en Ecuador o en Bolivia hace rato habrían linchado (literalmente) al alcalde; y si hubiera pasado en Argentina, la ciudad ya habría colapsado porque las protestas habrían bloqueado las pocas vías por las que aún se podía transitar. Cito estos ejemplos simplemente para ilustrar cómo los colombianos somos más estoicos que nuestros compatriotas suramericanos y, aunque sin duda esta pueda ser considerada una gran virtud, quizás incluso la virtud que hace posible la existencia este país (¿de qué otra forma nos explicamos tantas décadas de conflictos y de tragedias cíclicas?), es también nuestro peor defecto, pues nos condena a aceptar lo inaceptable, mientras observamos cómo los logros alcanzados se desvanecen y no hacemos nada diferente de hablar o, en mi caso, escribir.

Pues bien, en medio de esto es siempre esperanzador ver que están surgiendo propuestas. Ni idea qué tipo de intereses las soportan, pero me gustaría creer que se trata de gente joven y anónima que, como nosotros, está movida por la frustración pero que quiere capitalizar sobre esto para generar un cambio. Por ejemplo, me encontré esta iniciativa llamada no más improvisación en Bogotá http://miblogota.wordpress.com/2011/03/05/%c2%a1no-mas-improvisacion-en-bogota/ que organizó una marcha el pasado 5 de marzo para protestar por las obras de la carrera séptima. Desafortunadamente no me enteré a tiempo. Sin embargo hay otra marcha en proceso convocada para el lunes 28 de marzo con el lema “No más Samuel”. Aunque no tengo ni idea quién está detrás de esto, igual prefiero obrar de buena fe e ir a la marcha.

martes, 1 de marzo de 2011

Por quién no votar en Bogotá

Por Germán Barragán

Esta semana se anuncian oficialmente los candidatos a la Alcaldía de Bogotá y con esto, se inicia una campaña que puede volver a polarizar la opinión de quienes somos amigos o familiares cercanos hasta cuando hablamos de política. El inicio no habría podido estar mejor, Moralesrussi y Olano han sido inhabilitados y éste último ha dicho que ante la Corte contará el resto de la novela que involucra a los Moreno y a otros políticos que hasta ahora no han sido salpicados. Quiénes caerán esta vez?

Inicia una campaña donde los protagonistas y sus equipos se echarán la culpa unos a otros de lo mal que está la ciudad. Se parecerá mucho a lo ocurrido en las presidenciales, aunque con paradojas como que sean ahora precisamente miembros del Polo, los que esgriman argumentos como que la corrupción -en Bogotá- ha sido de toda la vida.

Y como ciudadanos hablaremos de uno u otro candidato pero en especial, hablaremos de lo malos que son los demás candidatos. Hablaremos de sus preferencias sexuales, de quienes los respaldan, o de la clase social que para algunos representan. Como es usual en cada elección, algún taxista nos contará que uno de los candidatos tiene ya una flota de taxis lista para salir a la ciudad y dañarle el negocio a los que ya trabajan como taxistas, o que otro de los candidatos en realidad es dueño mayoritario de Transmilenio y que por eso, quiere ser alcalde y acabar con las empresas de buses.

Nuestro llamado voto de opinión comenzará entonces a moverse al vaivén de los argumentos aparentemente contundentes y las emociones nos guiarán de nuevo a la condena del voto en contra, de votar en función de no dejar ganar a alguien y no de votar por el que creamos más capacitado para administrar a la Ciudad.

Poco se hablará en cambio de la influencia que ejercen en la ciudad sectores organizados como el de los transportadores, el de comerciantes de sanandresito, el de propietarios de parqueaderos, el de educadores sindicalizados ó el de los contratistas del Distrito, por citar algunos.

Menos se hablará de la relación entre estos y los políticos tradicionales de Bogotá, arraigados en sus puestos del Concejo y con fuertes redes en localidades donde operan feudos comparables con los de algunas regiones del país; desde donde desvían recursos públicos y se favorecen de actuaciones de funcionarios del distrito. No debería resultarnos extraño que en julio del año pasado, la actual administración otorgara generosamente a las alcaldías menores, autonomía en su manejo presupuestal.

Por el contrario, nos encantará hablar del que cambia el voto por un tamal o por una promesa de trabajo, y se nos olvidará lo que dejamos de hacer de nuestra parte como votantes aparentemente informados.

Lo cierto es que mientras dejamos de lado lo fundamental, la ciudad es cada vez menos vivible por cuenta de la corrupción y a esta hay que sumarle lo que aporta la incompetencia, receta en la que nuestro querido Alcalde ha sido magistral. Y mientras empresas como Mauro´s Food -dedicada del procesamiento de alimentos- ó Funalcer -dedicada a la prevención del consumo de drogas- sigen siendo el tipo de empresas vinculadas al desarrollo de infraestructura, nuestra ciudad sigue retrocediendo.

Podemos entonces escoger hacer lo mismo, votar en contra o ni siquiera salir a votar, pero seguro que mientras tanto sectores organizados ó mafias organizadas como acertadamente los llama Lariza Pizano, movilizarán la suficiente cantidad de votos para conservar sus lugares en el Distrito. Como dicen, si la demencia es hacer una y otra vez lo mismo esperando que el resultado sea distinto, pues en el fondo parece que somos electores dementes.

Ahora se presentan los nombres de William Vinasco, David Luna, Enrique Peñalosa, Carlos Fernando Galán y posiblemente Gina Parody. Aun hay dudas por Mario Laserna, Jaime Castro, Mauricio Cárdenas u otro. Cuál será el candidato idóneo para cortarle impulso a la reversa en la que anda la ciudad?. Seremos capaces de preguntarnos por quién es el mejor preparado ó votaremos emocionalmente en contra de alguien?

Es inevitable preguntarse si todos estos contratos adjudicados en los últimos años financiaron por anticipado y ya decidieron la elección del próximo alcalde. Se podrá aun hacer algo al respecto? Votando en contra seguro elegiremos otro Moreno.

Le preguntan a Rodolfo Llinás, por qué los científicos no son políticos? responde "Porque la política es un arte, no una ciencia". Le preguntan de nuevo, tenemos buenos artistas de la política? responde "No son artistas de la política pura. La mayoría son fracasados de otras disciplinas"