domingo, 13 de marzo de 2011

Por qué no debería terminar Moreno su mandato tranquilo... mis razones para que ustedes se llenen de razones

Por Germán Barragán


Estoy de acuerdo con Natalia, es muy complicado dejar de hablar de lo que está pasando en Bogotá.


Por lo general no estoy de acuerdo con tumbar mandatarios. No estoy de acuerdo porque creo que en muchos casos el remedio es peor que la enfermedad. Tampoco estoy de acuerdo porque aveces creo que detrás de manifestaciones hay intereses organizados movilizando a las masas, a pesar de que sus intereses no representen en el fondo a la mayoría o a lo deseable para la mayoría.


Creo que los esfuerzos por reencausar las cosas deben dirigirse a votar bien y en no repetir errores durante las elecciones. Sin embargo, el tema con Samuel Moreno me cuestiona.


Lo que ha pasado con la ciudad gracias al Alcalde, su hermano y la mayoría de contratistas -por nombrar solo algunos- es suficiente como para querer tumbar a Moreno. A eso le sumo el cinismo con el que han asumido el tema y la desfachatez con la que han continuado saqueando los recursos de nuestra ciudad.


Quedan pocos meses y tal vez deberíamos enviar un mensaje sacando al Alcalde. No creo que por esto la ciudad caiga en el caos pues ya hace rato estamos viviendo en el caos.


Para quienes necesitan motivarse un poco más antes de participar de las marchas que se están programando, a continuación apunto algunas de las razones por las que pienso que Moreno no debería continuar como mandatario.


Al cierre del año pasado, más de 100 obras viales presentaban retrasos de varios meses a pesar del desembolso de los recursos. En un evidente descaro, las obras que según su programación debían terminar en cuestión de semanas, tenían en su mayoría un avance de ejecución menor al 30% y sobrecostos que debía asumir el Distrito. Los contratistas se habían ganado $85mil millones en adiciones de contratos.


El tema por supuesto no termina con los Nule. A pesar de todo el escándalo, ya se han denunciando nuevos retrasos de los nuevos contratistas sobre los cronogramas de ejecución de las obras que ya estaba atrasadas, y eso que se aprobaron partidas adiciones específicas para cubrir trabajos nocturnos y dominicales.


Las buenas actuaciones no solo se ven en materia de transporte. La ciudad ha invertido 24mil millones en colegios que pasan años abandonados, como uno en la localidad de Usme donde ni siquiera se estabilizó el terreno antes de su construcción. Lo que menos importa es la educación, lo importante era hacer unos muros y robarse la plata.


Los problemas en la infraestructura no solo espantan personas: en los últimos años se han fugado más de 1200 grandes empresas de la Ciudad, por lo que dejamos de percibir por impuestos más de $127mil millones.


A esto sumemos que por los malos manejos, varios sectores organizados de la ciudad tienen ahora en mente que para lograr beneficios particulares a cuenta de los recursos de Bogotá, deben -y pueden- presionar y paralizar la ciudad, por ejemplo trancando transmilenio.


Hay delicadas denuncias sobre desvío de dineros en la Empresa de Acueducto, de atrasos y datos falsos en las cifras de vivienda y de la preocupante relación contractual entre los principales Hospitales del Distrito y empresas relacionadas con el carrusel de la contratación de vías.


Las denuncias sobre contrataciones con empresas y fundaciones fachada en las localidades sigue en aumento luego de que nuestro querido Alcalde le diera autonomía a los mandatarios locales para que ellos decidieran a su antojo los destinos de los recursos del distrito en cada localidad. Las cifras de control no son alentadoras: de cada $1.000 pesos que malgasta el Estado, solo $8 pesos son recuperados.


Las malas negociaciones con transportadores sobre el sistema unificado de transporte van a generar un pago excesivo de 150mil millones anuales, que sumado al desvío de recursos obtenidos por la sobretasa a la gasolina que ahora irían para un metro que en el mejor de los casos solo podrá movilizar el 15% de pasajeros, ponen en entredicho el mantenimiento y la ampliación del sistema de Transmilenio a futuro. A eso sumemos el adefesio de versión mixta que pretenden construir en la séptima a pesar de la inversión de 10mil millones que ya había hecho la ciudad en diseños serios para Transmilenio hasta la calle 170.


Hay muchos temas delicados adicionales como el tráfico ilegal de armas descontrolado en Bogotá y su relación con el incremento de homicidios. El manejo integral de basuras y la adjudicación del relleno Doña Juana. El increíble sobrecosto y atraso en las obras del Aeropuerto el Dorado.


El problema no es lo que puede pasar en la séptima. El problema es lo que está pasando en toda la ciudad.


Samuel, creo que no deberías seguir siendo nuestro Alcalde. De eso estaba convencido hace rato, lo que ahora además creo es que mandaríamos un muy mal mensaje si terminas tu alcaldía como si nada hubiera pasado.

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