por Germán Barragán
Estos días he escuchado y leído toda serie de argumentos sobre lo ocurrido con Bolillo a la salida del Bembé, algunos de ellos increíbles. La postura que asumen muchos termina haciendo que el hecho puntual del Bolillo pase a segundo plano. Recapitulo algunos con mis comentarios a ver si alguno le suena familiar, si lo llena de argumentos o si lo entiende como contestación...
Simplemente la embarró: Hay que contarle a muchos que el maltrato ó la agresión física no son un hecho privado, son un delito. Por tanto, no se da la vuelta a la página con solo el arrepentimiento público o lavando los trapitos en casa. No se trata de que cualquiera la puede embarrar, porque en este caso no fue que Bolillo se emborrachara e insultara ocasionalmente a alguien, o hiciera un mal cambio que significara la eliminación de un campeonato, aquí por el contrario se está hablando de un delito cuya pena debe ir en proporción a una agresión que no fue una empujadita como algunos han querido pintarla. Los delitos no son un asunto de solo ir al psicólogo.
Y es delito al margen de la sed de venganza de la gente, al margen de los intereses de los patrocinadores, de los intereses futbolísticos o de que el maltrato a las mujeres en Colombia no termine con la condena a Bolillo.
La culpa es del Sofá: Hay un chiste popular que habla de alguien que encontró a su pareja in fraganti con su amante en el sofá de la casa. Con indignación y para asegurarse que esto no volviera a ocurrir, botó el sofá. Es increíble que la defensa de algunos, incluyendo a dirigentes, sea que no hay denuncia. Para ellos lo importante no es la agresión ocurrida y aceptada por el mismo Bolillo, sino que no hay denuncia y sin denuncia o sin sofá, no hay problema alguno. No puede ser que se manifiesten públicamente indignados con Bolillo pero no por la agresión, sino por ser tan pendejo de pedir disculpas a alguien que no las ha pedido. También hay que contarles que la legislación actual no necesita que la víctima sea la que denuncie y eso en el fondo refleja que la protección contra el maltrato y la agresión es un asunto e interés de todos, es un interés de la sociedad y no solo de la víctima.
El argumento de los Sepulcros Blanqueados: El delito es condenable, al margen de que muchos otros cometan ese u otros delitos. No puede ser de nuevo, como para muchos temas en los últimos cuatro años, que la defensa de un delincuente se dé aduciendo que hay muchos otros delincuentes. El delito es delito y la responsabilidad personal no está en función de si hay otra gente que comete ese u otros delitos más graves.
Quieren vivir en un mundo de ángeles: Algunos han querido revindicar la existencia de un mundo real donde los hombres le pegan a las mujeres cuando toca. Y lo reivindican como el mundo real porque efectivamente ocurre todos los días y además, tradicionalmente ha sido así. Hay que recordarles que fue cuestión de tiempo para que dejara de ser normal la esclavitud, o que dejara de ser normal que a las mujeres las casara el papá por interés, que no las dejaran estudiar porque eran brutas o que no pudieran votar porque no eran ciudadanas. En el mundo real de hoy a la gran mayoría nos parece increíble que esto ocurriera hace tan poco tiempo, pero lo cierto es que la cantidad de años promedio que estudiaron nuestras bisabuelas y de ahí para atrás fue menos de 3, nuestras abuelas 12 y las mujeres hoy día más de 20.
Le pego en la cara marica: El mundo cambia y en este mundo real también viven quienes creen que el maltrato no tiene cabida. No importa que todavía haya quienes creen que el maltrato es justificable, es solo cuestión de tiempo para que se sientan la gran minoría y la sociedad en su conjunto los condene. No importa que tan necia, fregona, insoportable, provocadora -u otros argumentos dados por